Si piensas en comenzar a germinar tus brotes en casa, la alfalfa es una semilla ideal. Germinarlas es muy fácil y solo necesitas un frasco y un trozo de tela para comenzar. Además, son ideales para sumar a todas tus comidas, ya que aportan más beneficios que las legumbres consumidas de forma tradicional. Este post, te contamos cómo germinar tus semillas de alfalfa paso a paso, junto con cinco beneficios de la alfalfa que quizás no conocías.
Beneficios del germinado de alfalfa
La alfalfa es una leguminosa que se cultiva desde hace miles de años. Su consumo se remonta al año 4000 a.C., y es un alimento que ha sido utilizado por muchas culturas antiguas como la egipcia, asiria y mesopotámica. Sus brotes son una excelente fuente de nutrición, repleta de vitaminas, minerales, proteínas, fibra y antioxidantes, y son tan fáciles de hacer que dan ganas de incorporarlos en todas las comidas.
Además, los germinados de alfalfa aportan muchos beneficios a la salud, incluyendo:
Refuerzo del sistema inmunitario
La alfalfa es rica en betacaroteno (que se convierte en vitamina A), que puede ayudar a combatir los resfriados y la gripe al reforzar las defensas del sistema inmune. También es una notable fuente de vitamina C y luteína, dos antioxidantes que ayudan a neutralizar los radicales libres dañinos en el cuerpo.
Mejora la digestión
La alfalfa contiene clorofila, un componente esencial de la sangre que también favorece la digestión al ayudar a descomponer las moléculas de los alimentos para que puedan ser absorbidas más fácilmente por las células del organismo.
Reduce la inflamación
La alfalfa tiene propiedades antiinflamatorias que ayudan a reducir el dolor de la artritis u otras enfermedades de las articulaciones. El germinado aumenta estos nutrientes incluso más que el consumo de alfalfa cruda.
Impulsa el metabolismo
La alfalfa es una excelente fuente de proteínas y fibra, que ayuda a su cuerpo a mantener un metabolismo saludable al mantener los niveles de azúcar en la sangre estables después de las comidas. Las proteínas son esenciales para el crecimiento y la reparación de los músculos, mientras que la fibra ayuda a mantener la sensación de saciedad durante más tiempo para no comer en exceso o por atracón entre comidas
Promueve la salud cardiovascular
La alfalfa es rica en antioxidantes, que ayudan a proteger las células del daño causado por los radicales libres y la oxidación. Los antioxidantes también combaten los factores de riesgo cardiovascular como la inflamación.
¿Por qué deberías germinar tus brotes?
Los brotes de alfalfa se han convertido en un producto de tendencia que seguramente puedes encontrar en muchos de los mercados de tu zona. Pero la verdad es que la frescura, el aroma, y la crocancia no se comparan con los brotes que podemos germinar en casa. Además, solo necesitas un frasco, un trozo de tela y un pequeño espacio en tu cocina para tener tus brotes en pocos días.
En pocos días, los germinados te permiten tener alimento de buena calidad, listo para consumir, fresco, y 100% orgánico.
Como hacer germinados de alfalfa en casa
- Coloca las semillas de alfalfa en un frasco de vidrio, añade agua, y tapa con una tela respirable que permita el enjuague de las semillas y el acceso de oxígeno. Puedes atarla alrededor del frasco y dejarlo destapado en cualquier sitio cálido de tu cocina donde no llegue luz directa. Es importante que no te emociones mucho con las cantidades, ya que los brotes necesitarán espacio para crecer. Un puñado de semillas de alfalfa para un frasco de vidrio de 300 CC es más que suficiente.
- Deja las semillas en remojo durante 8 hs para activar la germinación.
- Pasadas las primeras 8 hs, escurre el frasco, enjuaga con suavidad, y vuelve a colocar más agua fresca en el frasco.
- Repite el proceso dos veces al día hasta que tus brotes hayan crecido. Puedes esperar que crezcan en una semana aproximadamente.
- Cuando tus brotes midan unos 4 o 5 cm ya estarán listos para consumir.
Cómo conservar el germinado de alfalfa
Una vez que tus semillas hayan germinado y los brotes hayan alcanzado el tamaño deseado, puedes detener el crecimiento guardándolos en la nevera. Puedes usar el mismo frasco empleado durante la germinación, pero es muy importante que escurras bien tus brotes antes de conservarlos. Si queda mucha humedad atrapada en el frasco puede que tengas problemas con hongos.
Los brotes de alfalfa son un gran aliado para quiénes quieren comer de forma nutritiva y saludable, y una vez que los pruebes seguro vas a querer incorporarlos a todas tus comidas. Además, los germinados son un alimento súper económico que puedes conseguir en muy poco tiempo y requiriendo de poco espacio. Anímate a hacer tus germinados de alfalfa en casa, ¡no hay margen de error!